Hoy queremos hablar en nuestro blog de un valor en el que llevamos mucho tiempo confiando, Vidrala, y otro que incorporamos hace relativamente poco a nuestras carteras, Corticera Amorim.
El primero es un fabricante de vidrio, mientras que el área de actividad del segundo se centra en la aplicación industrial del corcho en diversas industrias. Ambos tienen en común que son compañías ibéricas (Vidrala es española y Corticeira, portuguesa) de altísima calidad y que ostentan la posición de liderazgo en sus respectivos nichos.
Como ya contábamos en un artículo anterior de nuestro blog, Vidrala es uno de los valores en los que hemos confiado durante más tiempo, ya que conocemos e invertimos en esta compañía desde hace cerca de una década. Desde que compramos el valor por primera vez a 18 euros por acción, nuestra inversión en ella ha generado un retorno acumulado -incluyendo dividendos- del 600% para nuestros partícipes.
Vidrala es una empresa con más de cincuenta años de vida cuyo negocio se centra en la fabricación y venta de envases de vidrio para la industria alimentaria. Entre sus productos figuran envases de vidrio para conservar aceite y vinagre, bebidas alcohólicas, zumos o conservas, entre otros. Vende y distribuye desde sus fábricas en España, Portugal, Italia y Reino Unido.
Los pilares que han fortalecido notablemente la fuerte posición de Vidrala en el mercado son: ofrecer el mejor producto a sus clientes, seguir innovando en nuevas soluciones y explorando las últimas opciones tecnológicas y crear productos amigables con el medio ambiente. A esto se añade una sabia política de crecimiento a través de adquisiciones y desinversiones estratégicas, además de contar con capacidad logística propia para la distribución de los productos.
Como hemos comentado en numerosas ocasiones anteriores, se ha de tener en cuenta que el vidrio es un producto difícil de transportar, por lo que la posición de Vidrala en el mercado a nivel local es casi monopolística. Además, el coste del envase, respecto al contenido, es mínimo, por lo que existe un poder de precios bastante elevado. Por estas razones, una empresa como Vidrala tiene una clara ventaja competitiva en el mercado español.
En cuanto a Corticeira Amorim, hablamos de una compañía todavía más antigua, dado que fue fundada en 1870. Actualmente, es el número uno a nivel mundial en el negocio del procesamiento del corcho para numerosas aplicaciones. Desde tapones para botellas a aislamiento para edificios, pasando por otros usos en arquitectura, movilidad, moda e incluso la industria aeroespacial. Su cuota de mercado global en tapones de corcho está en torno al 40%. Al igual que el producto de Vidrala, el valor del tapón de corcho es pequeño comparado con el vino que protege. Esto, unido a la fragmentación de clientes y a su fuerte posición de mercado, le da un gran poder de fijación de precios.
Es una compañía que ha apostado firmemente por la innovación y la creatividad, invirtiendo en programas de investigación y desarrollo de nuevos productos, objetos y soluciones de alto valor añadido basadas en el corcho para sus clientes finales.
En Corticeira Amorim invertimos a finales de 2012 a 1,8 euros por acción y vendimos a mediados de 2017 a 12 euros por título. Es decir, multiplicando por 7,5 veces la inversión original. Aprovechando las caídas del 2020 hemos vuelto a comprar a 8,9 euros por acción.
Elementos en común
Aparte de los rasgos que citábamos al comienzo del artículo, son más los puntos en común que nos gustan de ambas compañías: son empresas que apuestan por la tecnología y la innovación, y que ofrecen a los clientes exposición a la megatendencia de la sostenibilidad. En este sentido, el cristal es un bien fácilmente reciclable y retornable, lo que permite minimizar su impacto sobre el medio ambiente. Mientras, el corcho es un material directamente extraído de la naturaleza por lo que tiene un impacto muy positivo en emisiones contaminantes al sustituir otras alternativas con impacto negativo. Además, las características y la calidad del producto lo hace muy valioso para la conservación del vino. Además, ambos son materiales muy resistentes y con gran versatilidad, lo que permite su aplicación a diversos productos.
Por otro lado, la labor de anticipación de las empresas ante las regulaciones en materia medioambiental que están por venir tanto en España como en el ámbito europeo nos lleva a estimar que, por ejemplo, se acentuará la tendencia a sustituir envases de plástico por otros de vidrio y tapones de plástico por tapones de corcho.
Vidrala y Corticera Amorim son, en definitiva, dos buenos ejemplos de la forma que tenemos de trabajar en Buy & Hold: analizamos en profundidad las compañías, detectamos en dónde reside la fuerza y la calidad de sus modelos de negocio, determinamos si sus ventajas competitivas son duraderas en el tiempo y, si consideramos que cotizan a un precio razonable en relación a la visibilidad que ofrecen sus resultados, las compramos y mantenemos en cartera durante el máximo tiempo posible para que nuestros partícipes puedan beneficiarse del tipo de interés compuesto que van generando.