Rafael Valera, consejero delegado y gestor de Buy & Hold, ha sido invitado por ‘Expansión’ a reflejar su cualificada visión sobre el mercado de renta fija como parte de la última serie de formación para inversores del reconocido periódico económico.
En ella, repasa las claves de su gestión y su estrategia para sus fondos de bonos. Los mismos que se sitúan al frente de sus respectivas categorías por rentabilidad, tanto en lo que va de este complejo año 2023 como en los últimos tres y cinco ejercicios.
Puedes acceder al análisis de nuestro gestor aquí. No obstante, por su interés para nuestros partícipes y los inversores en renta fija, la reproducimos a continuación:
Aún hay potencial para la renta fija
La renta fija cumple ahora un año de vuelta en la cartera de muchos inversores que llevaban tiempo sin considerarla como una opción atractiva para sus carteras. Tras las ganancias conseguidas en este periodo, seguramente haya quienes se estén preguntando: ¿Todavía queda potencial en este mercado? La respuesta: Definitivamente sí. La condición: Un buen análisis de cada emisor y cada uno de sus bonos y una gestión activa de la cartera.
Más allá de la constante incertidumbre sobre cuáles serán los próximos movimientos de los grandes bancos centrales, podría decirse que últimamente hay muy poca novedad en el frente del mercado de bonos. Esta es, precisamente, la razón por la que en Buy & Hold seguimos siendo muy optimistas con respecto a las oportunidades que sigue ofreciendo la renta fija gracias al amplio potencial que puede seguir madurando en los próximos meses.
Si bien un giro inesperado en las políticas de los bancos centrales podría convertirse en un riesgo considerable para el mercado de bonos, todo apunta a que tanto la Reserva Federal de EEUU (Fed) como el Banco Central Europeo (BCE) procurarán ceñirse lo máximo posible al guion marcado con el objetivo de no enfriar demasiado la economía mundial. Por eso, lo esperable sería que el ciclo de subida de los tipos de interés iniciado en la primavera de 2022 para intentar poner coto a la inflación -aunque a distinta velocidad en cada orilla del Atlántico- estaría próximo a una pausa en el camino o, incluso, a una frenada más profunda para esquivar la temida recesión.
Consideraciones previas
En este contexto, una popular sentencia de Warren Buffett -el reconocido padre de la inversión en valor moderna- se vuelve muy oportuna para corroborar lo conveniente de mantener hoy por hoy una adecuada exposición a renta fija, como el activo imprescindible que es para la construcción de una cartera de inversión diversificada y bien estructurada. La máxima del apodado ‘Oráculo de Omaha’ dice así: “Hay que ser codicioso cuando los demás son miedosos y miedoso cuando los demás tienen los ojos inyectados de codicia”.
Dentro de esta reciente tendencia en que cada vez más estrategias y productos de inversión parecen interesarse por la identificación y el ataque a las oportunidades que van surgiendo en renta fija, no debería ser mal ejercicio considerar que aquellos que nunca abandonamos esta práctica gocemos ahora de una posición más favorable para obtener mejores resultados.
Y es que nuestro trabajo como inversores -y más aún el de los gestores- debe ser valorar hasta qué punto el mercado ha podido exagerar el riesgo de insolvencia de un emisor o ha estirado las primas de riesgo a cotas de imposible justificación a través de fundamentales. Esto no es otra cosa que lo que afirma el nonagenario inversor dicho con palabras más técnicas para el mercado de renta fija.
Oportunidad y convicción
Más allá de la teoría y las palabras, podemos afirmar que, efectivamente, los últimos meses han traído varias oportunidades para poner en práctica estas estrategias con la vista puesta en la efectiva consecución de la mejor rentabilidad. Probablemente, la más destacada haya sido la que generó a mediados de marzo la enésima y -de momento- última crisis de confianza en el sector bancario.
En pleno revuelo sobre cuál sería el futuro del absorbido Credit Suisse, varios movimientos tácticos y ágiles -fruto del constante seguimiento del mercado y del estudio de emisión por emisión- han permitido conseguir esa rentabilidad extra que solo una gestión activa real puede aportar a las carteras. En este caso, mediante la inversión en algunas emisiones de deuda subordinada bancaria, tanto de bonos contingente convertibles (más conocidos como CoCos) como de bonos Lower Tier 2.
Eso sí, nunca en bloque o mediante una apuesta genérica como ofrecen algunos productos llamados temáticos, sino seleccionando siempre bonos de entidades con una solvencia extraordinaria, sin ningún tipo de dudas sobre su continuidad, bien protegidos frente a eventuales ataques bajistas y que, a pesar de todo, en aquellos momentos -y algunos todavía hoy- llegaron a ofrecer rendimientos de doble dígito sobre su valoración de mercado.
Si a todo lo anterior se le suman cifras de mora muy inferiores a la media del sector y tasas de cobertura muy superiores a las de sus rivales, se puede entender mejor por qué vemos muy bien recompensado el riesgo asumido en estas posiciones; que por otra parte debe estar siempre cuidadosamente medido para el correcto funcionamiento del fondo de inversión. Por todo esto, en contra de algunas voces que aconsejan asegurar ganancias y comenzar a retirarse del mercado de bonos, desde Buy & Hold consideramos que no hay ninguna prisa en deshacer esta posición mientras no veamos que ha sido suficientemente recompensada frente a otras alternativas en las que, llegado el momento, consideremos que podemos capturar mayor valor.
Claves para el éxito
Aquí nos encontramos con otra de las claves para obtener la rentabilidad esperada al invertir en renta fija: tener algo de paciencia. Igual que aceptamos que la inversión en un fondo de bolsa lleva aparejado un horizonte temporal mínimo que conviene respetar para capturar el mayor potencial posible de revalorización estimado para sus posiciones, deberíamos estar dispuestos a mantener nuestra inversión en renta fija durante el tiempo señalado por el gestor para que la estrategia dé sus frutos. Y, dicho sea de paso, este horizonte suele ser muy inferior al que marcan la mayoría de los folletos de productos de renta variable.
De acuerdo con esto, parece que incrementar el riesgo duración de las carteras de renta fija no está siendo suficientemente recompensado en la actualidad. Aunque, en algunos casos, la vida media de las carteras se ha incrementado ligeramente en el último año, habría que tener clarísimo cuál es el cuadro macroeconómico a futuro para lanzarse a esta fórmula. Y consideramos que hoy por hoy no es el caso ni tampoco que esta sea una fórmula más idónea que la selección activa de emisiones para conseguir los mejores rendimientos.
Selección y recompensa
Este es el convencimiento que nos lleva a ver también muy atractiva la inversión en ciertas emisiones de algunas aerolíneas y compañías del sector inmobiliario. Las históricas y atractivas valoraciones -por bajas- que siguen ofreciendo en casos y nombres bien concretos y analizados al detalle suponen aún un amplio margen para que los diferenciales se estrechen, aunque esta progresión no sea lineal debido a las persistentes dudas sobre la evolución de la economía global a medio plazo.
Los números de tráfico aéreo y ocupación de los aviones que vamos conociendo de este verano nos hacen ser optimistas con este sector, que ya empieza a sobrevolar las cifras previas al estallido de la pandemia del Covid-19. En lo que se refiere a inmobiliarias, somos -si cabe- todavía más selectivos, para evitar el efecto negativo que las subidas de tipos pueden tener sobre el balance de aquellas firmas más endeudadas, que ahora deben hacer frente a unos costes financieros cada vez más elevados junto a la depreciación de algunos de sus activos. Dicho esto, sin necesidad de salir de España, hay firmas del sector con poco apalancamiento, muy buena gestión y con rating de grado de inversión que están ofreciendo yields superiores al 6% por sus bonos con vencimientos en apenas tres años.
Esto último supone una buena muestra de que los bonos investment grade están aportando rentabilidades impensables hace solo poco más de un año. De hecho, el porcentaje de nuestras carteras en emisiones con este grado de calificación crediticia está en máximos de varios años. Y, de nuevo, sin necesidad de irse muy lejos, pues dadas las valoraciones relativas de los diferenciales, seguimos prefiriendo el grado de inversión en emisiones denominadas en euros frente al crédito del mismo rating en dólares, que además lleva aparejado o bien el impacto del tipo de cambio o bien el correspondiente gasto de cobertura de divisa.
Por resumir todo lo anterior, seguimos estando ante una oportunidad de inversión que hacía tiempo que no veíamos en renta fija, especialmente en fondos de gestión verdadera activa especializados en este activo. Y es que no parece que los bonos que tenemos en nuestra cartera estén caros, sino que más bien pensamos que siguen estando llamativamente baratos. O, mejor dicho, que el riesgo a asumir para conseguir unas rentabilidades más que significativas es bastante moderado y está muy bien retribuido.