El primer trimestre de 2021 ha terminado con rendimientos más que positivos para las bolsas, al calor de las señales que apuntan hacia una fuerte recuperación económica, como la buena temporada de resultados que acaba de terminar. Como viene siendo la tónica desde la crisis financiera de 2008, vemos que la economía estadounidense muestra indicadores mucho más claros de recuperación que la europea, pues se está viendo apuntalada por el paquete de estímulos sin precedentes que ha aprobado recientemente el Gobierno Federal junto a las tesis en torno al paquete de políticas que planea sacar adelante la Administración Biden, particularmente para reforzar las infraestructuras del país después de años de infrainversión. Así, hemos podido ver a Wall Street marcando nuevos máximos históricos en las últimas semanas. ¿Quién nos iba a decir que la fiesta alcista podía continuar con tanto vigor, si echamos la vista atrás hace tan solo un año?
A esto se ha de añadir, obviamente, la mayor rapidez en hacer llegar las vacunas a mayores capas de población en EEUU, junto con lo que conlleva para la vuelta a la normalidad. Esto se vio reflejado, por ejemplo, en las buenas cifras de la tasa de desempleo, que ha sorprendido por encima de las expectativas en los dos últimos meses, hasta el 6%. Otro dato que ha llamado la atención de nuestros gestores ha sido que, durante el mes de marzo, el número de vuelos registrado en EEUU fue el más elevado desde que el estallido oficial de la pandemia en marzo del año pasado.
En Europa, mientras tanto, las miradas están puestas en el fondo europeo de recuperación y su promesa de reanimar la economía. El sector que ha experimentado mejor evolución en el último mes ha sido el de los automóviles, que ha experimentado una subida de más del 15%. Nuestros gestores lo interpretan como una señal de que los inversores se empiezan a creer que los fabricantes europeos van a poder adaptarse al coche eléctrico y competir con éxito contra Tesla o NIO. Sin ir más lejos, nuestro consejero Antonio Aspas comenta en su perfil de Twitter el incremento espectacular de la demanda de vehículos híbridos y eléctricos en Reino Unido, frente a la drástica caída (cerca del 50%) de la demanda de vehículos propulsados por diésel.
Todas estas medidas -sin duda positivas para la recuperación económica y para las bolsas- están provocando un aumento del miedo a un sobrecalentamiento de la economía. Otro de los grandes miedos que han marcado la tónica en el trimestre ha sido a que se produzca un repunte virulento de la inflación en el medio plazo, después de años en los que se ha mantenido en niveles moderados o directamente reprimidos. Esto explica el comportamiento dual que ha mostrado el universo de la renta fija.
Por un lado, los bonos considerados como más seguros y con rentabilidades cercanas a cero está teniendo una evolución negativa, especialmente la deuda gubernamental. Ha sido antológico el movimiento trazado por el bono estadounidense a diez años, que llegó a marcar máximos de 14 meses en el 1,77%, aunque ahora su TIR se haya reducido ligeramente hasta el 1,65%. Por otro lado, hemos podido observar cómo la renta fija corporativa, especialmente la deuda high yield, está teniendo una evolución positiva, ya que un mayor crecimiento económico supone un aumento de la solvencia de los emisores de esta deuda.
Este difícil y delicado equilibrio nos ha hecho recordar la teoría de los mercados que los anglosajones definen como escenario “Goldilocks” (la personaje del cuento que en castellano conocemos como “Ricitos de Oro”), en el que el entorno económico no está ni demasiado caliente (como para impulsar la inflación al alza y tener que subir tipos de interés), ni demasiado frío (como para que caigan las cotizaciones y se destruya empleo), sino en su punto. Es decir, con crecimiento suficiente como para evitar una recesión y que no obligue a intervenciones más drásticas de bancos centrales y gobiernos. Es un escenario que no resultará ajeno a los inversores, puesto que esto ya lo vivimos en 2017, un año que terminó con un comportamiento espectacular de los mercados y que dio paso a uno de los peores inicios del año en los mercados de la historia, el de 2018 (también conocido como el año del Great Reversal).
Aunque cada vez se vislumbra más el camino de la recuperación, pensamos que aún es pronto para invocar a la ‘niña de los rizos de oro’. El ritmo de vacunación y la posibilidad -cada vez menor, afortunadamente- de nuevos confinamientos estrictos van a seguir marcando el ritmo de la recuperación económica en los próximos meses.
Nosotros, mientras tanto, mantenemos nuestra apuesta por aquellas compañías que han sabido capear la pandemia a pesar de estar en sectores fuertemente castigados, como la crucerista Carnival, que es una de las principales posiciones de nuestro B&H Bonds. Son compañías que han podido sobrevivir gracias a su fuerte solvencia y que se encuentran muy bien posicionadas para beneficiarse de la tan ansiada vuelta a la normalidad, que esperamos y deseamos que esté cada vez más cerca.