Veníamos reflexionando en las últimas entradas de nuestro blog sobre qué nos ha enseñado 2020 en lo profesional y en las inversiones que gestionamos en nombre de nuestros clientes. Aunque los primeros días de 2021 han venido cargados de noticias (el Brexit, la mayoría demócrata en las dos Cámaras de EEUU, los daños provocados por el temporal Filomena…), con su correspondiente impacto sobre los mercados, queremos hacer en esta ocasión una reflexión un tanto distinta ya que no vamos a hablar de oportunidades de inversión, sino de todo lo contrario, de cuándo es el momento de esperar y ver.
Como contábamos en nuestros informes correspondientes al mes de diciembre, hemos terminado 2020 con unos niveles de liquidez superiores a lo que es habitual en nosotros. En Buy & Hold seguimos la filosofía fully invested, de modo que habitualmente nuestras carteras suelen tener entre un 1% o un 2% de liquidez como mucho. Esto sigue siendo igual de válido para nuestra estrategia de inversión en acciones. Sin embargo, en el resto de las estrategias hemos llegado al final de este 2020 tan inusual con nuestros bolsillos bien cargados de liquidez: en el caso de nuestra estrategia flexible supera el 5% de la cartera, mientras que en nuestra estrategia de renta fija supera el 10%.
De este modo, la cartera del fondo B&H Renta fija terminó diciembre con posiciones en 59 bonos que rentan de media un 5,25%. La duración bruta es de 3,41 años que, al calcular en términos netos (añadiendo liquidez) se queda en 3,22 años. Y las principales posiciones son en bonos de Ibercaja, Cajamar, Pemex, Abanca y Brookfield, como en meses anteriores. De hecho, apenas se realizaron grandes cambios en la cartera durante el mes de diciembre, como tampoco los experimentó el B&H Flexible, que a finales de diciembre presentaba una asignación del 48% a bonos, el 45% a acciones y el resto, en cash. Como bien dice nuestro nombre, nuestra filosofía es la de comprar y mantener: hacer nuestros deberes con un análisis pormenorizado, invertir al precio correcto y ser pacientes para cosechar los frutos del interés compuesto con el paso del tiempo. Por tanto, parte de esta liquidez se derivó de bonos que llegaron a su vencimiento, o de la toma de beneficios en aquellas posiciones que hemos dado por amortizadas.
La razón por la que empezamos el año con bolsillos de liquidez es porque hemos terminado diciembre con unos signos de optimismo que de hecho nos preocupan, por considerarlos excesivos. Entre ellos figuran la reducción de los diferenciales de high yield, que han caído a niveles previos a la pandemia, cuando el mercado presentaba valoraciones muy estrechas. También hemos visto en diciembre el fuerte repunte -con subidas del 100%- de OPVs largamente esperadas, como la de AirBnB o Doordash. Dos valores que podemos clasificar como de la ‘nueva economía’, que tanto ha premiado la pandemia a lo largo de todo 2020. A todo esto, se ha de añadir la acción de los bancos centrales sobre el mercado de renta fija, provocando por ejemplo que el bono español a diez años cotizase en negativo en el mercado secundario por primera vez en la historia.
En enero seguimos viendo signos de irracionalidad o, cuanto menos, de ansia compradora. Valga como ejemplo una anécdota reciente: Elon Musk, propietario de Tesla, recomendó a sus seguidores de Twitter “usar Signal”, en referencia a una app que permite el envío de mensajes encriptados. En respuesta a esta recomendación -no es la primera vez que Musk incendia el mercado, como con el polémico tuit sobre cuál debería ser el precio de las valoraciones de la propia Tesla de agosto de 2018- muchos inversores decidieron comprar acciones… de Signal Advance, una empresa tan pequeña que cotiza en mercados OTC y, ante el aluvión de órdenes de compra, se disparó la friolera de un 1.100%, como recoge esta noticia de CNBC.
No es la primera vez que incidimos sobre la importancia de observar las señales que emiten mercados e inversores, bien vía cotizaciones de activos, bien mediante indicadores de sentimiento como la conocida encuesta que conduce la Asociación Americana de Inversores Individuales (AAII). Así lo reflejábamos en esta entrada sobre renta variable del 27 de noviembre y en esta columna de opinión escrita por nuestro socio Antonio Aspas, que se publicó en Invertia el 15 de diciembre.
Si algo nos ha enseñado 2020 es a estar preparados para lo inesperado y a tener disciplina en el proceso de compra y venta de activos. No sabemos en qué momento puede volver a producirse una corrección en los mercados, pero de lo que estamos seguros es de que nuestras carteras cuentan con un colchón más que cómodo para amortiguar las caídas y aprovechar para comprar aquellos activos de calidad que puedan ser injustamente castigados. Seguimos evaluando cuáles son los principales riesgos en 2021, probablemente uno de los años con inicio más incierto de la historia reciente, y analizando el mercado para determinar quiénes se están posicionando como ganadores y perderos en la pandemia y, esperemos, en la pronta era post covid.
Puede consultar nuestro informe del mes de diciembre a través de este enlace, en el que encontrará actualizadas las fichas correspondientes a cada uno de los fondos de nuestra gama.