Nuestros gestores han dedicado bastante tiempo en los últimos años a analizar las tendencias que están transformando las dinámicas de los mercados de manera estructural, como sabrán todos los lectores frecuentes de este blog y seguidores de Buy & Hold en general. Una de las principales conclusiones a las que han llegado es que si hoy un valor cotiza barato, lo más probable es que sea por una razón, y habitualmente la razón suele ser que esa compañía no ha conseguido adaptarse a los cambios tecnológicos que están transformando numerosas industrias.
Por tanto, la conclusión a la que llegaron nuestros gestores es que, en renta variable, la vieja táctica de comprar valores muy baratos y esperar a que el mercado se recuperase para venderlos caros y obtener así una ganancia ya no es tan efectiva como en el pasado. Como afirmó recientemente nuestro presidente Julián Pascual en una entrevista con Business Insider, es hora de replantear en qué consiste la inversión value.
Traemos estas observaciones a colación porque son similares a los mensajes que está emitiendo una de las gestoras que más están enfocándose en comprender hacia dónde se dirige la innovación e invertir en consecuencia, ARK Invest. Catherine Wood, CEO y directora de inversiones de la firma, explicaba a comienzos de año que, de acuerdo con el análisis interno desarrollado por expertos de la firma: “La innovación está evolucionando a un ritmo tan rápido que los índices tradicionales de renta variable y renta fija se están llenando cada vez más de ‘trampas de valor’, acciones y bonos que son baratos por una razón. Será crítico para tener éxito en la inversión ser capaces de posicionarse en el lado correcto del cambio, evitando sectores y compañías en el punto de mira de la ‘destrucción creativa’ y recibir con los brazos abiertos a aquellos que creen innovación disruptiva”.
A continuación, exponemos un breve resumen con las principales conclusiones de Wood, pues consideramos que están alineadas con nuestros puntos de vista y que pueden ser útiles para hacer comprender que invertir en tecnología no es simplemente apostar por la última compañía que recomiende Elon Musk en su perfil de Twitter o la criptomoneda de moda. De hecho, la inversión en tecnología se ha vuelto estructural, por lo que hoy el inversor puede obtener exposición a innovación tecnológica en sectores no clasificados como tecnología; dos valores que tenemos en cartera y que son un excelente ejemplo de esto que estamos contando son Vidrala y Corticeira Amorim.
“Nuestro análisis sugiere que la economía global ha entrado en un periodo de cambios convulsos, algunos excepcionalmente buenos y otros devastadores, que darán forma a los mercados financieros en los años venideros”, explica Wood en su análisis. La experta insiste en que los cambios son estructurales, tan profundos que trascienden a la mera decisión de invertir en una u otra compañía, ya que ser capaces de mantenerse en el lado correcto de la innovación “determinará el éxito o el fracaso no solo de carteras de inversión, también de carreras profesionales, empresas y países”.
¿Quiénes serán los perdedores? Para la CEO de ARK, claramente “compañías que han dedicado los últimos 10-20 años en hacer ingeniería financiera con sus resultados para satisfacer las demandas a corto plazo de inversores cortos de vista”, así como “cualquier compañía que no haya invertido agresivamente” en una serie de plataformas de innovación y tecnologías en evolución que ha identificado la gestora. Las cinco plataformas de innovación que creen que transformarán la economía global son: secuenciación del ADN, robótica, almacenamiento de energía, inteligencia artificial y tecnología blockchain. A través de estas plataformas se desarrollan hasta 14 tecnologías, entre las que se incluyen terapia genética, impresión 3D, cloud computing, análisis de big data o criptomonedas.
Como resultado de la identificación de estas tecnologías, la conclusión a la que han llegado en ARK es que los sectores que presentan un mayor riesgo de disrupción o desintermediación son energía, industriales, consumo discrecional, servicios de comunicación, salud y servicios financieros. Por tanto, bastante en línea con lo que llevan diciendo desde hace tiempo nuestros expertos; especialmente, en el caso del sector de servicios financieros y, particularmente, en el caso de la banca tradicional. Insistimos en la importancia de identificar aquellos sectores en mayor riesgo de quedarse atrás porque, como hace notar Wood, estos seis sectores citados suponen más de la mitad de la composición del S&P 500, con sus consiguientes implicaciones.
De hecho, el análisis de ARK va más allá, pues sus previsiones sobre el desarrollo de las plataformas de innovación prevén un escenario en el que el crecimiento del PIB nominal de EEUU se ralentizará desde el 4,1% de tasa anual visto en el último lustro al 2%-3%, y solo se recuperaría cuando las nuevas tecnologías y soluciones en desarrollo ganen suficiente masa crítica como para empezar a ser determinantes para la economía. “Es probable que tanto el volumen de crecimiento como de inflación sorprendan negativamente frente a las expectativas, a medida que la cuota de mercado se adapte al mundo digital y a medida que se asiente la deflación asociada a la tecnología”, explica Wood.
La CEO de ARK Invest al final ha llegado a una conclusión muy similar a la de nuestros gestores, cada uno basándose en su propio método de análisis: la disrupción tecnológica está actuando como una suerte de nuevo darwinismo bursátil, en el que solo los más innovadores van a poder adaptarse al nuevo orden económico. En palabras de Wood, “creemos que los ganadores ganarán a lo grande pero los perdedores, particularmente aquellos que hayan apalancado sus balances para satisfacer a ciertos accionistas, serán neutralizados”. En nuestras palabras, comprender la naturaleza, estructura y visibilidad de los modelos de negocio siempre es importante, pero en este contexto de rápidos cambios se ha vuelto fundamental, porque cada vez hay más en juego no solo para los inversores, sino para el conjunto de la economía y la sociedad. Por eso, nos tomamos tiempo para poder realizar nuestros análisis y cuando invertimos, lo hacemos como si fuéramos propietarios de la compañía. Esto es no para volver a vender mañana, sino para quedarnos con ellos el tiempo suficiente como para verlos crecer y evolucionar y que nuestros partícipes se puedan beneficiar de este camino ascendente a través del interés compuesto.
Puede leer el análisis completo de Catherine Wood en ARK Invest en este enlace.