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Diez consejos para analizar una acción

A menudo nos preguntamos cuáles son los pasos para analizar de la forma más completa la evolución de una acción. Pues bien, aquí tienes diez pasos que, a nosotros, a lo largo de nuestra trayectoria, nos han servido:

  1. Curiosear sobre el negocio en su web. Hoy en día todas las empresas, especialmente las cotizadas, incorporan una gran cantidad de información en sus páginas web. Desde los productos que ofrecen, su misión, visión y valores, información sobre el equipo, a una completa sala del inversor, dónde puedes descargarte las memorias anuales de la compañía, el informe de buen gobierno corporativo, los hechos relevantes que están obligadas a comunicar a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), etc.
  2. Mirar de forma rápida los números de los últimos años. Un primer filtro a la hora de considerar la posibilidad de invertir en acciones de una determinada compañía es un primer análisis de sus cuentas. No en vano, vamos a ser, en mayor o menor medida, socios de esa compañía y cómo tal debemos aproximarnos al estudio de sus cuentas. ¿La compañía evoluciona favorablemente en sus ventas de los últimos años? ¿cómo va su beneficio? ¿tiene deuda?…
  3. Analizar las memorias anuales. Si hemos llegado a la conclusión de un vistazo que la compañía cuenta con magnitudes favorables, debemos analizar más en detalle sus números. ¿Cómo logra su negocio la compañía? ¿cuáles son sus productos estrella? ¿el beneficio evoluciona al mismo ritmo que las ventas? Si es así, quizás tenga un poder de fijación de precios que denote barreras de entrada al sector, lo cual puede resultarnos muy interesante. ¿Cómo es la estructura de cobros y pagos? ¿Genera caja? ¿cómo la invierte? En definitiva, si el paso dos es un primer acercamiento, el punto 3 exige poner en juego nuestros conocimientos financieros antes de ver si estamos ante una inversión apetecible.
  4. Tratar de contactar con gente cercana al negocio. Dicen que para conocer a una persona hay que hablar con sus amigos y enemigos. En el caso de las empresas no dista mucho. Lo ideal es hablar con empleados y ex empleados, proveedores y competidores, que nos darán un mayor grado de conocimiento informal de la empresa. Es decir, nos dirán todo aquello que los números no cuentan.
  5. Crear un modelo financiero. Quizás no sea el más completo del mundo, pero será el nuestro. Nuestra configuración del pasado, presente y futuro posible de la compañía. Nuestro escenario con el que sentirnos cómodos. En él, no deben faltar nuestras magnitudes principales (Evolución del PER, Deuda/ebitda, Ebitda/Ventas, working capital, capex, etc). Y no debemos dejar de preguntarnos nunca ¿y si…?… ¿y si las ventas de la compañía caen un 10%? ¿Y si se cae este cliente? ¿y si hay una disyunción en el modelo de negocio por culpa de Internet?… en definitiva, ponernos en lo peor. Al fin y al cabo, somos socios de esa compañía, y debemos tomarnos en serio nuestra condición. En juego está nuestro dinero como inversores.
  6. Noticias y anuncios más relevantes de los últimos años. Es importante tener cuanta más información acerca de la compañía mejor. ¿Existen sanciones pendientes de llegar por parte de poderes públicos que puedan penalizar el beneficio y la acción? ¿existen compromisos societarios que venzan y agiten el accionariado, y por ende la acción? Cuanto más contexto tengamos, mejor.
  7. Contactar con la empresa. Muchas empresas cuentan con departamentos de atención al inversor. Muchos de estos departamentos se orientan en los puntos fuertes y favorables de la compañía. Nos interesa conocerlos, pero también hacer preguntas incómodas que nos den certidumbre acerca del presente y futuro de la empresa en que queremos invertir. Lo ideal es tener acceso al equipo directivo de la compañía y poder obtener la información de primera mano. ¿Son directivos jóvenes con presente y futuro, o tienen ya cierta edad próxima a la jubilación? ¿han desempeñado puestos similares? ¿qué tal lo han hecho en las compañías en que han estado? En definitiva, un buen equipo puede levantar una compañía, pero un mal equipo puede acabar con una sólida trayectoria empresarial. Debemos tenerlo en cuenta como inversores.
  8. Proyectar toda la información obtenida. Nuestro modelo debe incorporar la información cualitativa que estamos obteniendo a lo largo del proceso, esto es -como hemos dicho antes- todo lo que no nos dicen los números, pero es igualmente importante en nuestro análisis.
  9. Valoraciones y múltiplos. Ya con los deberes hechos, podemos empezar a ver si la compañía está barata o cara en bolsa. ¿Cuál ha sido su trayectoria reciente? ¿reparte dividendo? ¿a qué múltiplos (PER) cotizan compañías similares del mismo o diferentes países?
  10. Decisión final. De todo el anterior proceso se deriva la decisión final que tomemos, sabiendo que pese a todo podemos equivocarnos. No obstante, hemos tratado de ponderar riesgos y potenciales revalorizaciones, tratando de mitigar en la medida de los posible la mayoría de incertidumbres.

Nosotros analizamos anualmente cientos de compañías y sólo decidimos invertir en unas cuantas, dentro de la rotación de cartera que vamos haciendo. Eso quiere decir que muchas se quedan fuera gracias a este proceso decisorio. Intentamos alejarnos de cualquier apego a las compañías y centrarnos en nuestra investigación, siguiendo una metodología que nos ha funcionado. Así lo hacemos con B&H Reta Fija, B&H Flexible y B&H Acciones Europa, nuestros tres fondos de inversión, y con el plan de pensiones de la casa, B&H Jubilación.

Antonio Aspas

Antonio Aspas

Consejero-Secretario. Socio

Consejero de varios family offices y SICAVs.

Gestor de Patrimonio en Inversis y BM.

Licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales por UNED.

Master en Gestión de Carteras por IEB.

Título de European Financial Advisor por EFPA.

Rafael Valera

Rafael Valera

Consejero Delegado. Gestor de inversiones. Socio

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Executive Director en UBS Investment Bank.

Sales-Trader de bonos AB Asesores / Morgan Stanley.

Subdirector General Banco Sabadell Urquijo.

Presidente de BMGA. Licenciado en Derecho por Universidad de Navarra.

Master en Finanzas por IEB.

Programa de Alta Dirección de Empresas (PADE) por IESE.