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Una reflexión sobre GameStop, las posiciones cortas y la irracionalidad del mercado

En los últimos días hemos asistido a la creciente escalada mediática del comportamiento de la acción de GameStop, impulsada por foreros de la red social Reddit. Ahora bien, ¿qué es GameStop? Hablamos de una cadena de tiendas de videojuegos, electrónica de consumo y merchandising de juegos estadounidense que se ha visto muy penalizada por la pandemia, al estar basado su negocio en la venta física.

Una vez más, estamos ante un negocio que presenta un serio riesgo de disrupción tecnológica por su escasa capacidad de adaptación a tendencias aceleradas por el covid, como los servicios de reproducción en streaming o las compras por internet. De hecho, arrastra un fuerte posicionamiento bajista, decir, apuestas por parte de inversores a la caída de la cotización del precio de sus acciones.

Esto estaba funcionando así hasta que hace unos días la comunidad de inversores minoristas Wall Street Bets (WSB), dentro del foro Reddit, decidió colectivamente empezar a comprar acciones de GameStop para hacer saltar las órdenes de ventas a corto. Recordemos que estas posiciones se basan en el alquiler de acciones de terceros con un stop loss. Es decir, poniendo un ejemplo muy sencillo: consistiría en alquilar a un inversor acciones de la empresa X a 100 euros, esperando que caigan hasta los 50 euros. Una vez alcanzada esa cota, vender las acciones y volver a recomprar el paquete al nuevo precio para devolvérselo a su propietario. De este modo, la ganancia de la estrategia está en la diferencia entre ambos precios.

Ahora bien, ¿qué pasa cuando se ha hecho una apuesta a corto y la acción empieza a subir desaforadamente? Eso es precisamente lo que hemos visto en los últimos días. Habitualmente, un aumento inesperado en el volumen de compra fuerza a los ‘bajistas’ a tener que comprar títulos de compañías en las que apuestan a la baja para tratar de reducir sus pérdidas. El efecto producido por la suma de inversores minoristas deseosos de reventar los cortos y los propios bajistas tratando de paliar pérdidas ha producido que la acción haya subido de forma meteórica, hasta el punto de que NYSE (la sociedad rectora de la Bolsa de Nueva York) se vio obligada a tener que suspender la cotización de GameStop hasta en nueve ocasiones durante la sesión del 26 de enero. Según hemos podido leer en MarketWatch, en dicha sesión la cotización de GameStop registró más volumen que ningún otro valor del planeta, superior incluso al del ETF sobre el S&P 500 más tradeado del mercado.

Por otro lado, la fuerte subida del valor -que empezó 2021 cotizando en 18,84 dólares y en el momento de escribir estas líneas está en torno a los 320 dólares por acción- ha obligado al hedge fund Melvin Capital a tener que cerrar su posición bajista. Aunque no han trascendido las pérdidas de Melvin, CNBC sí ha informado de que el fondo ha necesitado una inyección de casi 3.000 millones por parte de Citadel y Point72.

La tercera derivada es que los inversores minoristas han optado por atacar al alza más acciones lastradas por posiciones bajistas. Viejas conocidas por haber sido innovadoras un día ya algo lejano en el tiempo: BlackBerry, Bed Bath & Beyond, AMC o el fabricante de caramelos Tootsie Roll Industries, que según pudimos leer en esta información de Bloomberg experimentó una subida superior al 50% en la sesión del miércoles 27 de enero.

¿Qué hemos aprendido?

Como comentábamos al inicio de este post, GameStop es uno de esos valores en serio peligro por no haber sabido adaptarse a la disrupción tecnológica. Las compras que hemos visto en los últimos días no se basan en ninguna novedad por parte de la compañía para adaptar o transformar su negocio ni en ningún otro elemento de análisis fundamental, sino que son pura especulación basada en cierta conciencia de clase, por así decirlo, entre pequeños inversores y gigantes de Wall Street.

Es un movimiento que vuelve a poner en la picota a las tan denostadas posiciones bajistas, a cuya suspensión han recurrido los reguladores a este lado del charco en numerosas ocasiones durante las últimas crisis del mercado. Desde Buy & Hold hemos manifestado anteriormente nuestra predisposición a que se suspendan temporalmente estas posiciones siempre que se den situaciones excepcionales de pánico y estrés de mercado y siempre con carácter temporal, pero al mismo tiempo defendemos que los inversores bajistas también tienen un hueco necesario en el mercado, ya que con su operativa contribuyen a aumentar la liquidez de los valores, a ajustar las cotizaciones de empresas sobrevaloradas de manera que vuelvan a niveles razonables y a detectar empresas que estén desarrollando algún tipo de fraude contable, como el triste ejemplo que dejó Gowex.

El consejo que damos en Buy & Hold para aquellos inversores que quieran hacer dinero invirtiendo en bolsa es el mismo de siempre: Elegir acciones ‘aburridas’, comprarlas y mantenerlas mucho tiempo en cartera. Que sean acciones con modelos de negocio que a priori parezcan poco sexys, pero que, si se realiza un correcto análisis, dejan ver detrás una estrategia capaz de adaptarse y sortear el riesgo de disrupción, con visibilidad sobre ingresos y beneficios a varios años vista y, lo más importante, con capacidad para generar interés compuesto. Puede que estos compounders nunca se disparen con cifras de doble o triple dígito en una sola sesión, pero sin duda nos dejarán dormir por las noches gracias a su predictibilidad y su capacidad para remunerarnos durante largos periodos de tiempo.

Antonio Aspas

Antonio Aspas

Consejero-Secretario. Socio

Consejero de varios family offices y SICAVs.

Gestor de Patrimonio en Inversis y BM.

Licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales por UNED.

Master en Gestión de Carteras por IEB.

Título de European Financial Advisor por EFPA.

Rafael Valera

Rafael Valera

Consejero Delegado. Gestor de inversiones. Socio

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Executive Director en UBS Investment Bank.

Sales-Trader de bonos AB Asesores / Morgan Stanley.

Subdirector General Banco Sabadell Urquijo.

Presidente de BMGA. Licenciado en Derecho por Universidad de Navarra.

Master en Finanzas por IEB.

Programa de Alta Dirección de Empresas (PADE) por IESE.